domingo, 4 de mayo de 2008

Retrato


Norma Jean Morteson era dueña de una belleza inalterable. En 1962 un fotógrafo llamado Bert Stern decide fotografiarla desnuda y de esta manera inmolar aquél cuerpo con su cámara.

Lo que Bert no conocía y pocos sabían, era de la reciente operación de vesícula que había sufrido Norma, dejando sobre su cuerpo una marca que humanizaba al ícono sexual que fue, es y será Marilyn Monroe.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las mujeres hermosas en demasía terminan siendo vistas como objetos, sin entender que esa belleza que encandila, a veces no permite ver el verdadero valor de la persona que es su esencia.