
Norma Jean Morteson era dueña de una belleza inalterable. En 1962 un fotógrafo llamado Bert Stern decide fotografiarla desnuda y de esta manera inmolar aquél cuerpo con su cámara.
Lo que Bert no conocía y pocos sabían, era de la reciente operación de vesícula que había sufrido Norma, dejando sobre su cuerpo una marca que humanizaba al ícono sexual que fue, es y será Marilyn Monroe.
1 comentario:
Las mujeres hermosas en demasía terminan siendo vistas como objetos, sin entender que esa belleza que encandila, a veces no permite ver el verdadero valor de la persona que es su esencia.
Publicar un comentario